Este miércoles, como va siendo habitual últimamente, decidí salir un rato en bicicleta, hacía frío y ya era casi de noche pero y lo bien que me sienta, me abrigué, coloqué mi juego de luces, mi pequeño mp3 y decido quedarme por la zona de Montornès, es más dura pero como decirlo..le tengo cariño. Voy escuchando un programa de radio, sobre como hacer frente al miedo al dolor (tanto el físico como el mental), era bastante interesante.
Cuando bajo por caminos estrechos, que son los que más me gustan, suelo ir diciendo:” Voy” para no tener ningún encuentro desagradable con ninguna criatura nocturna, aunque no sé muy bien porque no suelo hacerlo cuando voy por pista.
La salida había sido muy agradable e iba tan bien abrigado que no había pasado frío, a pesar de que hacía bastante, decido subir por último un tramo de los toboganes y bajar por un sendero muy divertido que baja directamente a Montornès. Para llegar a el bajo por una pista, en la que iba bastante rápido, pues es muy picada y de repente veo tres jabalís que suben espantados por mi presencia en sentido contrario, ellos se van hacía la izquierda y yo rápidamente hacía la derecha pero inexplicablemente y por desgracia para él y para mi uno de ellos se cruza en mi trayectoria y topo con él bruscamente, salgo volando por encima y doy con mis huesos en el duro suelo. La escena era bastante dantesca, yo sentado en el suelo muy dolorido, las dos linternas aún encendidas esparcidas enfocando cada una a un lado diferente, la bicicleta con la dirección completamente girada y la horquilla con un ligero sangrado de aceite que me hace pensar en lo peor, para ella. La verdad es que no había resto del jabalí y aunque parezca mentira me supo realmente mal, por él. Espero que esté bien.
Enderezo la dirección y bajo por pista hasta casa. Llevo un par de días hecho polvo, me duele todo, pero mañana volveré a salir…
Bona nit.
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